Hoy hacemos un recorrido por la historia de la icónica y reconocida firma de lencería: Victoria’s Secret.
Todo comenzó a finales de los años 70 en San Francisco cuando un joven estudiante de negocios Roy Raymond fue a comprar lencería para su mujer en unos grandes almacenes y se dio cuenta de que el ambiente lleno de luces flúor, caos y vendedores con miradas inquisitivas daban lugar a una experiencia llena de incomodidad, vergüenza e incluso le hacían sentir como si fuese un pervertido.
Esto dio lugar a que pidiera un préstamo y con una inversión inicial de 80.000 dólares se decidiera a crear una firma de lencería totalmente diferente donde los hombres pudieran sentirse cómodos a la hora de comprar ropa interior femenina.
Así nació la primera tienda en el centro comercial en Palo Alto en California llamada Victoria’s Secret en un ambiente lujoso y sofisticado con alfombras orientales, armarios antiguos que mostraban la lencería y cortinas de seda inspirado en los tocadores de la época victoriana; de ahí su nombre.
La palabra Victoria hace referencia y tributo al contexto histórico de la época Victoriana y a la elegancia y refinamiento de esa época. Secret evocaba la importancia de la intimidad del cliente; además de esconder cierto significado erótico.
Sin duda, Victoria’s Secret rompió radicalmente con la forma y el contexto de la lencería; creando prendas sensuales con tejidos de alta calidad como la seda; alejándose de las prendas interiores empaquetadas y de las batas y camisones de nylon. Su intención era que este tipo de lencería fuese llevado a diario y no sólo en momentos especiales, como era algo habitual en esa época.
Pero además también cambio el contexto de comprar la lencería en grandes almacenes a hacerlo en una tienda elegante con un trato íntimo y exclusivo; siendo actualmente una de las señas de la firma.
Durante el primer año de apertura, la empresa consiguió recaudar suficiente dinero para poder abrir cuatro nuevas tiendas en San Francisco e iniciar la venta por correo a través de un catálogo.
Pero aunque la firma parecía ir creciendo, a mediados de los 80 se encontraba al borde de la bancarrota; por lo que Raymond se vio obligado a buscar un nuevo socio; Leslie Wexner, un empresario de éxito en la ropa deportiva creador de The Limited y quien se dio cuenta que el fallo de la firma de lencería era que no estaba enfocado al público indicado: las mujeres; además de que ellas demandaban una lencería a precios asequibles sin renunciar al glamour de las marcas de alta gama.
Esto dio lugar a que ya a mitad de los 90, Victoria’s Secret tuviera casi 700 locales por todo Estados Unidos, comenzara a producir otros productos como perfumes, zapatos y otras prendas y cómo no tuviera ganancias de millones de dólares.
Además modelos internacionales como Stephanie Seymour, Karen Mulder o Jill Goodacre comenzaron a trabajar para la firma creando más aclamo entre el público.
El empresario Leslie consiguió en menos de una década que Victoria’s Secret se convirtiera en una de las marcas de ropa interior norteamericanas más exitosas; en cambio su creador Roy Raymond volvió a arruinarse, además de separarse de su mujer y finalmente por desgracia puso fin a su vida en 1993.
Sin duda, Raymond supo reconocer una necesidad de mercado y crear algo totalmente nuevo y Leslie fue capaz de enfocarse en el público indicado; dando lugar a que actualmente Victoria’s Secret sea una de las firmas de lencería más famosas del mundo.
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