El estilo nórdico en arquitectura representa una filosofía que va más allá de la estética, integrando la funcionalidad con la belleza y la conexión con la naturaleza. Originado en los países nórdicos, este estilo ha ganado reconocimiento internacional por su enfoque minimalista y su capacidad para crear espacios acogedores y luminosos. Por ello, en este artículo de DSIGNO te contamos en que consiste el estilo nórdico en arquitectura y te explicamos sus principales características. ¡Vamos allá!
¿Qué es el estilo nórdico en arquitectura?
El estilo nórdico en arquitectura se fundamenta en la idea de la simplicidad, la funcionalidad y la conexión con la naturaleza. Busca la armonía entre la arquitectura y el entorno, priorizando la comodidad, la luminosidad y la eficiencia energética en sus diseños. La inspiración proviene de las condiciones climáticas extremas de la región, generando construcciones que se adaptan al entorno y a las necesidades de quienes las habitan.
Características del estilo nórdico en arquitectura
Estas son las principales características del estilo nórdico en arquitectura:
- Luz natural abundante: la presencia de la luz natural es una característica esencial del estilo nórdico. Grandes ventanales, techos altos y diseños que maximizan la entrada de luz permiten una conexión directa con el exterior, creando espacios luminosos y amplios. Esta abundancia de luz se valora especialmente en regiones nórdicas, donde los días pueden ser cortos y oscuros durante ciertas estaciones.
- Funcionalidad y simplicidad: la funcionalidad es una prioridad. Los interiores se caracterizan por líneas limpias y espacios abiertos, eliminando elementos innecesarios para permitir una circulación fluida. Se valora la multifuncionalidad de los espacios, donde cada elemento y mueble cumple una función específica sin sobrecargar visualmente el ambiente.
- Materiales naturales: la madera es un elemento central en las construcciones nórdicas. Se utiliza no solo por su estética cálida y acogedora, sino también por su durabilidad y sostenibilidad. La madera clara, como el abeto o el pino, se emplea en estructuras, revestimientos y mobiliario, aportando calidez y conectando los interiores con la naturaleza circundante.
- Paleta de colores neutrales: los tonos neutros, como el blanco, el gris claro y el beige, son predominantes en el estilo nórdico. Estos colores aportan luminosidad, amplifican la sensación de amplitud y se combinan con la madera para crear ambientes serenos y acogedores.
- Diseño integrado con la naturaleza: las construcciones nórdicas buscan integrarse armoniosamente con el entorno natural. Se utilizan elementos como techos verdes, terrazas y grandes ventanales estratégicamente ubicados para maximizar las vistas y la conexión visual con la naturaleza.
- Enfoque en la sostenibilidad: la sostenibilidad es un pilar fundamental. El estilo nórdico promueve el uso de materiales locales, técnicas de construcción eficientes y sistemas de calefacción y aislamiento que reducen el consumo de energía y minimizan el impacto ambiental.
En resumen, el estilo nórdico en arquitectura va más allá de la estética, pues representa un enfoque integral que busca crear espacios que combinen la funcionalidad, la belleza y la conexión con la naturaleza, priorizando la comodidad y la sostenibilidad. Como consecuencia, estas características distintivas han llevado a una creciente admiración y aplicación global de este estilo.
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